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viernes, 22 de octubre de 2010

Vitoria será ciudad verde 2012

David consiguió ayer noquear a Goliath -en este caso, Barcelona- y a cuatro oponentes más. A la primera y de una sola embestida. Vitoria, la ciudad más pequeña en población y en extensión, y la menos conocida de las candidatas a obtener el premio European Green Capital, ostentará ese prestigioso título durante 2012. Esto es, presumirá de ser el ejemplo de urbe más comprometida con el medio ambiente y estará por ello bajo los focos de la comunidad internacional. Así se lo hicieron saber a la delegación alavesa, a última hora de la noche de ayer, ante cerca de trescientos invitados, en el transcurso de una cena de gala que tuvo lugar en el Ayuntamiento de Estocolmo, la ciudad anfitriona y actual estandarte de la ecología urbana del Viejo Continente.
Después de una final de infarto, en la que la Ciudad Condal parecía que acabaría llevándose al huerto al jurado con promesas de utilizar al Barça para promocionar el galardón, la candidatura más humilde en tamaño pero una de las más sólidas, según los expertos, disfrutará de doce meses de reinado internacional verde. Con este fallo, la calidad técnica parece haberse impuesto a la alta política y a las necesidades de repartir distinciones dentro de la Unión Europea según la jerarquía de los países, lo que provocó un estallido de sonrisas, abrazos y lágrimas en la mesa que la expedición alavesa ocupó en la gala. Pura emoción ante un público y una temperatura exterior gélidos.
Vitoria acababa de batir a la aspirante que llegó a la final con la puntuación más alta, Barcelona, y de cerrar un ciclo de tres décadas de compromiso medioambiental con un reconocimiento a lo grande. El alcalde Lazcoz, aturdido por haber ganado «a la primera», se apresuró a llamar a sus dos antecesores en la Alcaldía, Cuerda (PNV) y Alonso, para comunicarles la buena nueva.
La candidatura alavesa no sólo ha servido a la ciudad para tratarse de tú a tú con ciudades olímpicas sino también para sembrar la curiosidad y el respeto entre los jerifaltes europeos de la sostenibilidad por un municipio de apenas 240.000 habitantes, pero grande en ambición ecológica. Así es como la expedición vitoriana se ha tomado la resolución de un fallo que tiene como destinatario «muchos técnicos, políticos y a toda la fantástica ciudadanía que apoya y empuja», recalcó el regidor, quien recurrió a la corbata de libélulas y margaritas que estrenó para el examen de Bruselas para confabularse con la suerte. El talismán, por suerte, no se hizo el sueco.
Escenario regio
Así se expresó minutos después de que subiera al estrado para recoger el premio. Se lo entregó el comisario europeo de Medio Ambiente, Janez Potocnik, en presencia del regidor holmense, Sten Nordin. «Intentaré representar de la mejor manera que pueda a los gobiernos locales», prometió, mientras la concejala de Medio Ambiente, Alba Cañadas, sujetaba entre sollozos el trofeo: un base de madera y sobre ella la figura de tres personas simulando ser el tronco de un árbol dorado.
Por algo, se decían todos, el alcalde de Barcelona -la auténtica vedette de la fiesta con su 'voy a Estocolmo pero no voy'- no llegó nunca a la fiesta. Para desconcierto de su comitiva en Suecia, Jordi Hereu decidió cancelar a última hora su vuelo y dejar de vuelta y media a sus representantes en el Báltico. ¿Tal vez sabía que no iba a ganar y quería ahorrarse el mal trago?
La ceremonia, animada con actuaciones en directo de artistas que interpretaron éxitos de Phil Collins, Frank Sinatra o Marvein Gaye, se desarrolló en el regio Salón Azul del Consistorio de Estocolmo. De aire veneciano, se trata de la sede del banquete anual de los Premios Nobel y de uno de los espacios nobles del principal símbolo de la capital sueca, el Ayuntamiento. Tanto es así que, el precioso edificio, inaugurado en 1923, recibe 400.000 visitas al año. En buena medida, por las espectaculares vistas desde su torre de 106 metros y por su Salón Dorado, decorado con un deslumbrante mosaico compuesto por 18 millones de piezas de oro y cristal.
La delegación vitoriana, que apenas ha disfrutado de unas horas libres para sumergirse en la ciudad de Ikea, Abba y la divina Garbo, regresa a primera hora de esta noche a casa. Lo hará cansada pero satisfecha por el trabajo bien hecho. Se cierran ocho meses de intensa actividad para resumir y explicar tres décadas de políticas verdes de la mejor manera, como toda una Capital Verde Europea. Para que luego digan de los tréboles de cuatro hojas.

Fuente: El correo digital

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